martes, 9 de noviembre de 2010

Colectivo por pista (fragmento)

Gato sale de su mentado trabajo como mensajero, nunca ha dicho en qué empresa, se va directo a los almacenes de la Coca Cola y a un chino le compra las rasuradoras, su especialidad, aunque también limas y pilas, todo le dejará alguna ganancia si lo vende mínimo a 100 colones.
Flaco y con la chaqueta ajustada de todos los días, seco y de melena sedosa; dice que duerme en una cuartería por el Liceo y que se sostiene con los clientes fijos, que siempre llegan después de las 6.
Son las 3 de la tarde y va a estar en las esquinas hasta las 8. Le dicen Gato por los ojos y su escudo es un salveque que se pone por delante mientras ofrece las limas para las uñas. A veces, más arriba, cerca del Señoritas y si la cosa está más dura, ofrece rascadores para la espalda, también a 100.
- Es que si lo subo, la gente se me va, dice.
Rocha, peinado de gel y camisa blanca, a fuerza de pasar cerca de a su lado ya aprendió a ignorarle la voz, tan usual a esa hora como los pitidos de pollo del semáforo. Le pasa cerca, las pilas de 100 le provocan la misma sonrisa y entra a la oficina con un paquete en la mano.

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